La jardinería, o el cuidado de las plantas, es una actividad multifacética, versátil y flexible, pero sobre todo se trata de una experiencia transformadora ya que puede tener un significado u otro para cada persona.
A quienes os gusta la jardinería, seguro que coincidiréis conmigo en que, las horas que dedicamos a cuidar nuestro pequeño jardín, nuestra colección de macetas de interior o en la terraza, o de nuestro huerto o jardín comestible de mayor tamaño, nos ayudan a desconectar y recargar pilas después de un exigente día a día. Y es que está bien probado que rodearse de plantas tiene un impacto positivo en nuestro cuerpo y nuestra mente.
Esto lo sabemos muy bien los terapeutas hortícolas, unos profesionales expertos en utilizar las plantas como terapia en las actividades habituales en un huerto y/o jardín, para mejorar la aptitud física, la capacidad cognitiva, el bienestar psicológico y la inclusión social de las personas, en especial en aquellas pertenecientes a los colectivos más vulnerables de la sociedad, como las personas mayores, personas con diversidad funcional, enfermedad mental, con algún tipo de adicción, niños/as, etc. Este es el fundamento de la Horticultura y Jardinería Social y Terapéutica, una disciplina profesional del ámbito sociosanitario y que, si bien goza de un mayor reconocimiento en el extranjero, en España cada vez tiene mejor aceptación.
En este artículo voy a descubrirte cómo las plantas, y su cuidado, puede convertirse en una poderosa herramienta terapéutica, rehabilitadora y de conexión social, que puede ayudarte tanto a ti como a colectivos de personas con dificultades especiales, a mejorar su salud y bienestar integral.
Colectivos más habituales que se benefician del trabajo con plantas como terapia
Todo el mundo puede beneficiarse del contacto con las plantas y la naturaleza, pero hay ciertos colectivos desfavorecidos o especiales, que se pueden beneficiar de forma muy importante: infancia; personas mayores, personas que sufren algún tipo de discapacidad física, intelectual, sensorial, trastorno del espectro autista, enfermedad mental, etc.; personas en riesgo de exclusión o marginación social, como refugiados, inmigrantes, reclusos/as, con problemas de adicción; etc.
En la bibliografía científica existen ya un gran número de trabajos publicados a nivel internacional que demuestran la efectividad de las intervenciones de horticultura/jardinería social y terapéutica en muchos de estos colectivos. Y es que la popularidad de esta disciplina holística (tiene en cuenta a la persona en su totalidad -mente, cuerpo y espíritu-), y que reconecta a las personas con la naturaleza está creciendo de forma importante.
El poder de la conexión con las plantas y la naturaleza
Un terapeuta hortícola ayuda a las personas a cultivar una relación especial con las plantas, y la naturaleza en general. Se interesa primero en conocer cuáles son los intereses, aptitudes y habilidades de los/as participantes para potenciarlos en un huerto o en un jardín y, de esta manera, empoderarles a adquirir nuevos hábitos, conocimientos, actitudes y/o mantener distintas capacidades.
En las sesiones que programamos, buscamos, ante todo, provocar un cambio en el estado emocional de las personas que al igual que sucedería con una semilla a la que hemos dado nuestros mejores cuidados, les ayude a crecer y florecer. Este efecto tan poderoso se consigue gracias al estrecho vínculo que establecen con las plantas con las que interactúan. Su mirada hacia las plantas cambia, al igual que se transforma su mirada al mundo que les rodea.
Beneficios de un programa de huerto/jardín social y terapéutico
El trabajo con las plantas, ya sean ornamentales (jardín) como comestibles (huerto), ayudan a mantener y/o mejorar varias capacidades físicas, motoras y cognitivas, mueven emociones y aportan calma mental, además de suponer un entrenamiento de distintas habilidades sociales. A continuación, os detallo los principales beneficios:
Ejercitan nuestro cuerpo y ayudan en la recuperación o fortalecimiento de alguna función motora
- Suponen un tipo de actividad física ligera, en las que se trabaja fuerza, equilibrio y estabilidad
- Promueven el envejecimiento activo y saludable
- Retrasan la progresión de los síntomas de enfermedades, como por ej. las propias de la edad o las derivadas de un proceso neurodegenerativo
- Ejercitan la psicomotricidad (fina y gruesa) y la coordinación mano-ojo
- Ayudan a mejorar parámetros fisiológicos como el control de la presión arterial
- Contribuyen a mejorar la dieta y a reforzar el sistema inmunológico, además de aumentar los niveles de vitamina D al pasar más tiempo al aire libre
Estimulan nuestra mente
- Suponen un entrenamiento de memoria porque también desarrollan una mejor atención
- Permiten trabajar la reminiscencia o capacidad de evocar memorias del pasado
- Ejercitan la expresión verbal y el cálculo
- Promueven la creatividad
- Mejoran la orientación temporal y visoespacial
- Impulsan a la toma de decisiones, por lo que aumenta la autonomía de las personas
- Fomentan nuestra curiosidad por el mundo natural (inteligencia naturalista)
Activan todos nuestros sentidos
- Crean un entorno rico en experiencias multisensoriales (mezcla de sensaciones de luz, olores, sonidos, gustos y experiencias táctiles)
- Permiten trabajar distintos grados de dificultades del procesamiento sensorial, tanto adquiridas como propias de la edad
Cuidan de nuestro bienestar psicológico y emocional
- Contribuyen a la regulación emocional, ya que se mejora la identificación y el manejo de las emociones
- Mitigan la depresión y mejoran el estado de ánimo
- Mejoran la autoestima y la satisfacción con la vida
- Relajan y aportan calma mental, reduciéndose así también las conductas agresivas
- Proporcionan sensación de control
- Ayudan a trabajar la afectividad y a asumir responsabilidades al adoptar un rol de cuidador
- Nos impulsan al cambio, a seguir avanzando y sobre todo a sentir que somos parte de algo más grande al utilizar la naturaleza como metáfora
- Suponen una actividad significativa e importante, tan valorada hoy en día en el ámbito de la atención a las personas mayores
Las plantas como nexo social e integrador
- Reducen la soledad y el aislamiento social
- Promueven la interacción y cohesión de grupo
- Permiten compartir conocimientos
- Ayudan a promover actividades intergeneracionales
- Facilitan el proceso de rehabilitación en personas con problemas de adicción
Estoy segura que al final de este artículo te habrás sorprendido al conocer cuántos y cuántos beneficios sobre nuestra salud física, psicológica, cognitiva, emocional e incluso en la esfera social, nos aportan las plantas, tanto ornamentales (jardín), como comestibles (huerto). ¡Así que, si quieres seguir mejorando tu salud y bienestar, y te gustan las plantas, seguro que los próximos números te van a interesar!